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FROJÁN: «MI MANERA DE TRATAR LAS LETRAS ES UNA VÍA DE ESCAPE O UN GOLPE DE REALIDAD»

FROJÁN: «MI MANERA DE TRATAR LAS LETRAS ES UNA VÍA DE ESCAPE O UN GOLPE DE REALIDAD»
30 SEPTEMBER 2024

Con una capacidad para transmitir historias a través de letras profundas y reflexivas, Froján sumerge al oyente en un viaje emocional donde la poesía autodestructiva se entrelaza con la fuerza del rock alternativo. La banda liderada por Miguel Froján (voz, guitarra) y surgida durante aquel pandémico 2020 se caracteriza por la fusión de elementos poéticos con un estilo musical que combina detalles barrocos y clásicos con el sonido enérgico de bandas referentes del rock nacional.

Con dos largos en el mercado —el último de ellos, Reflejos (2023), presentado como una apuesta de rock más cañero— Froján vuelve ahora con “Vástago”, un single junto a Ferrán Exceso (Exceso, El Niño de la Hipoteca) que «sí, es un punto de inflexión, pero no es necesariamente un adelanto del camino que vamos a tomar».

 

 

 

Miguel, aunque ahora te conocemos como líder de Froján, sabemos que este no es tu primer rodeo. ¿Cuál fue, y cómo recuerdas, tu primer contacto con la música?

Miguel Froján: «Mi primer contacto con la música fue muy de niño, cuando empecé a tocar el violín con tres años en la Escuela de Música de Caldas. En mi casa siempre se escuchó muchísima música, pero el primero recuerdo lúcido que tengo en la memoria es en el coche con mi padre escuchando el álbum The People Who Grinned Themselves to Death (1987) de The Housemartins».

 

Primero fue el violín, luego la guitarra, después la trompa... tu variada formación musical combina tanto escuela municipal como conservatorio. ¿Qué crees tú que le da a un músico de rock una formación clásica?

Miguel: «En primer lugar, da una base musical enorme para poder empezar a enfocar la forma en el que haces música. Siempre diré que el conservatorio profesional fue un aprendizaje que marca de un modo muy claro mi forma de entender y amar la música, aunque es verdad que tenemos que avanzar muchísimo en la educación musical en este país».

 

Fuiste parte de grupos como Bourboom o Cabina 402 antes de conformar Froján en 2020. ¿Cómo surge este proyecto, de aquella en solitario? ¿Qué crees que aportó tu experiencia previa a este nuevo proyecto?

Miguel: «Froján es la cumbre de todos los años que estuve estudiando y formando parte de otras bandas. La idea principal surge de hacer un proyecto de cantautor con mis canciones, volcando todo lo que aprendí en esos años previos.

Además, Froján surge de una situación familiar complicada en la que, en plena pandemia, me dicen que mi padre sufre una enfermedad terminal; ese fue el motor principal del proyecto, poder enseñarle a mi padre un disco terminado y, aunque no llegó a ver el formato físico, sí que escuchó todas las canciones que formarían parte de él. Es algo de lo que me siento muy orgulloso».

 

 

Con cuatro años en activo, la banda pasó por varios cambios en el banquillo, llegando a tener hasta seis componentes (¡que sepamos!) ¿Cuál fue su evolución desde sus inicios hasta la actualidad? ¿Cómo afectaron esos cambios al grupo?

Miguel: «La formación de Froján siempre fue muy inestable, dado que varios de los componentes originales se fueron a estudiar fuera. Al principio, yo solo iba a cantar, pero desde hace ya un par de años también toco la guitarra y fuimos evolucionando hasta ser una banda de cuatro personas.

Todos los músicos que pasaron por Froján dejaron su legado en la banda y así pudimos llegar a donde estamos ahora».

 

El rock alternativo es un subgénero del rock tan amplio como heterogéneo, así que, sin etiquetas, ¿a qué suena Froján? ¿Cómo describirías vuestra música?

Miguel: «Ni siquiera nosotros tenemos muy claro cómo definir nuestro sonido, sobre todo porque no regimos nuestra música por estilos ni etiquetas, aunque sí que podemos hablar de un rock alternativo.

En Froján siempre hacemos lo que nos gusta y nos hace sentir cómodos, y eso significa también que, si en algún momento hacemos una canción de otro estilo, será bienvenida dentro del repertorio de la banda».

 

 

Dejando a un lado —de momento— los géneros, hablemos de influencias: ¿quién dirías tú que es tu referente, o referentes, a la hora de entender la música?

Miguel: «Es indudable que tenemos muchísimas influencias del rock nacional, empezando con Marea o Extremoduro, Platero y Tú, Barricada o Reincidentes, pero también estamos muy influenciados por bandas como Biffy Clyro, Foo Fighters, Pearl Jam, Led Zeppelin...

Además de todo lo anterior, por supuesto la formación clásica que conseguimos en el conservatorio hace que nuestras influencias pasen también por compositores como Beethoven, Mozart, Vivaldi, Haydn o Chopin, entre muchos otros».

 

 

 

Debutáis poco tiempo después de vuestra creación con  Huir (2021), un largo de una docena de cortes que reflejaban lo que sentías de aquella en tu interior, después de «vivir momentos muy duros a nivel familiar». ¿Tomaste, pues, la creación de este trabajo como vía de escape?

Miguel: «Como ya adelanté antes, Huir, nuestro primer disco, vino impulsado por esos momentos muy duros a nivel familiar, así que sí, fue una vía de escape, pero no solo con ese disco. Mi manera de tratar las letras siempre es una vía de escape o, en contraposición, un golpe de realidad para poder, de una forma u otra, seguir para delante».

 

 

¿Por qué abrir el LP con una versión de “Libera me”, la sexta parte del Requiem en re menor, Op. 48 de Gabriel Fauré (1845-1924)? ¿Qué tiene de especial para ti este réquiem?

Miguel: «En mi primer año estudiando conservatorio superior en Salamanca, cantamos este mismo Requiem en la materia de coro. Cuando empecé a trabajar en el disco, y viendo que estaba tan motivado por temáticas como la muerte o el duelo, no pude evitar empezar el disco con él.

Además, la segunda canción del disco es un homenaje a un amigo de un amigo, que había fallecido hace unos años; fue una historia que, de un modo u otro, me marcó enormemente».

 

Una versión de “O Maio” en la que colabora tu familia cierra el disco, poema de Curros Enríquez que musicalizó Luis Emilio Batallán. De nuevo, ¿por qué escoger este tema en concreto como broche de oro?

Miguel: «“O Maio” fue un pequeño homenaje que quisimos hacer en nuestra familia para mi abuelo, que falleció meses antes que mi padre. Por el día en el que sería su aniversario, hicimos esta preciosa canción que él adoraba tanto con poemas de su obra.

Cuando, meses después estábamos discurriendo el disco, propuse introducirlo como bonus track, como una forma de mantener su legado dentro de mi música».

 

 

Huir fue producido por Sergio Ariel, argentino afincado en Caldas de Reis que, además, llevó el álbum a la otra orilla del Atlántico presentándolo a algunas categorías de los Premios Gardel. ¿Cómo recuerdas trabajar con él?

Miguel: «Sergio es un viejo amigo, y trabajar con él fue decisivo para que el disco viese la luz.

Ya no es solo su experiencia y la forma de ver y tratar las canciones, sino que no es nada fácil hacer un disco en tan poco tiempo y con una banda que tenía tan poca experiencia grabando en un estudio. Fue un trabajo excepcional por el que estamos muy agradecidos».

 

 

 

Un par de años después Reflejos (2023) veía la luz, largo que mezcla poesía autodestructiva con crudos acordes de rock alternativo. ¿Cómo surge la idea de este disco?

Miguel: «Reflejos es la evolución natural del sonido de la banda. Después de Huir cambiamos de guitarrista, y la entrada de Dabelaii en la banda fue un cambio de sonido que nos llevó a hacer un disco mucho más agresivo y elaborado.

Además, la experiencia del primer disco y de ya llevar un par de años como banda marcó la diferencia a la hora de trabajar el LP».

 

Los 13 temas que recoge el álbum conforman una cadena de emociones que evocan una batalla... con un mismo. ¿Es así? ¿Dirías que es ese el nexo de unión entre las canciones?

Miguel: «Sin duda el nexo que une todo el disco es la lucha interna de una persona que contrapone sus sentimientos negativos con las ganas de romper con todo y seguir hacia adelante. Además, es algo que también se ve reflejado en la portada —diseñada por la artista Paula Andrade— en la que también apreciamos la idea de la aceptación de esos sentimientos y de aprender a vivir con nosotros mismos».

 

 

¿Cómo fue el proceso de creación de Reflejos? Es decir, ¿cómo nacieron y se fueron desarrollando las canciones?

Miguel: «Cada canción es una historia distinta. Reflejos fue un álbum que hicimos con tiempo y, gracias a eso, las canciones cambiaron mucho desde las primeras ideas. Aunque cada canción surge de una persona distinta, todos los músicos de la banda trabajamos los arreglos de los temas con paciencia y pusimos especial atención en los detalles, tanto en la música cómo en las letras».

 

“Rosas rojas” es una llamada a la inspiración mientras esperas por ella; ¿eres, pues, de los que piensa que hay que esperar por la Musa o prefieres salir buscarla?

Miguel: «Nunca sabría de qué escribir si no viviera miles de experiencias, así que soy de salir de casa a buscarla. La Musa puede venir, pero si tú no viviste las cosas que cantas, nunca vas a poder transmitir esa conexión que existe con tus canciones».

 

 

Al hilo, ¿en qué, o quién, están inspiradas las canciones?

Miguel: «No suelo escribir sobre otras personas, aunque en este disco sí que hay una canción (“Calaveras”) en la que lo hago. Por el resto, siempre son canciones autodescriptivas, que hablan únicamente de mis sentimientos y de cómo vivo mi vida».

 

 

Como comentábamos antes, el álbum salta de emoción en emoción con versos que, poco a poco, convierten el disco en un poemario; desde “Hay que recordar” hasta “Mil caras”, pasando por “Aún hay esperanza”. Se podría decir que la combinación de poesía y rock es marca de la casa, ¿no?

Miguel: «Siempre concebí la música que escribo como una mezcla entre rock y poesía, dado que es la forma en la que mejor sé expresarme. Todo lo que hago sigue ese filtro, así que sí, podríamos decir que es marca de la casa».

 

El LP fue grabado en los Estudios R5 (Pamplona) con Kolibrí Díaz, guitarrista de Marea, como encargado de la producción. ¿Cómo fue la labor de producción en esta ocasión? ¿Cómo es Kolibrí Díaz cómo productor?

Miguel: «Fue un placer grandísimo poder trabajar con una persona a la que admiramos tanto. Kolibrí aportó sabiduría y buen hacer en todo lo respectivo a la producción de este disco. Desde el primer momento el feedback fue genial, y cuando llegamos a Pamplona comprendimos lo que es trabajar en un estudio profesional y con personas que llevan toda la vida en el primero plano del rock en español».

 

 

Kolibrí, The Eskarallas, Alberto Vilas... son algunas de las colaboraciones que escuchamos en este disco. ¿Cómo surgieron y qué dirías tú que aportan, además de lo obvio, a las canciones en las que participan?

Miguel: «Todas las colaboraciones de este disco, que no son pocas, aportan cosas muy parecidas entre ellas. Por supuesto, cada artista que participa en Reflejos tiene mi admiración, pero sobre todo es gente con la que quise forjar un vínculo no solo musical. Todas las colaboraciones del disco tuvieron libertad para hacer lo que ellos pensasen oportuno, porque mi ilusión era que aportasen algo más que sus interpretaciones».

 

 

 

A principios de julio de 2024 publicabais vuestro sencillo más reciente, “Vástago” junto a Ferrán Exceso (Exceso, El Niño de la Hipoteca); un canto al amor.... tóxico que abre, todavía más, vuestro horizonte sonoro. ¿Es un punto de inflexión, este es el camino que vais a seguir a partir de ahora?

Miguel: «Sí es un punto de inflexión, pero no es necesariamente un adelanto del camino que vamos a tomar.

Como dije antes, Froján somos una banda que nos caracterizamos por hacer lo que queremos, huyendo de las etiquetas. “Vástago” es el principio de una evolución que, poco a poco, irá definiendo cada vez más lo son que anhelamos, pero es solo un comienzo».

 

 

¿Podemos tomar este lanzamiento como un adelanto de vuestro próximo trabajo? Sin ánimo de hacer spoilers, ¿tenéis algo en preparación para el futuro próximo?

Miguel: «Sí que puedo decir que en un tiempo no tenemos pensado publicar ningún trabajo de larga duración, pero eso no significa que no estemos preparando noticia música».

 

Seguís inmersos en la gira presentación de Reflejos, ¿cómo es un concierto de Froján? ¿Cuándo, y dónde, podremos volver a disfrutaros arriba del escenario?

Miguel: «En mi opinión, los conciertos de Froján son una invitación a dejar salir las emociones. En parte son muy enérgicos, pero también hay lugar para la poesía, para contar alguna historia y dejarse llevar por la música y los sentimientos.

No tenemos muchos conciertos a la vista, pero sí que podemos decir que el sábado 26 de octubre estaremos tocando en Madrid, en la sala Tempo Audiophile con Barro y Daryl Hockin».

 

 

En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendarías? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?

Miguel: «La música emergente en Galicia tiene un nivel del que, por desgracia, no solemos ser muy conscientes. Bandas como Liberad al Kraken, Visi, Freshkiños o TNT Band son un pilar fundamental de lo que augura el futuro de la música en nuestro pueblo».

 

Si abriésemos tu cuenta personal de Spotify, ¿qué escucharíamos? 100% Sinceridad, 0% Vergüenza

Miguel: «Con el móvil delante, los primeros nombres que aparecen son El niño de la Hipoteca, Biffy Clyro, Robe, Fran Mariscal, Ferrán Exceso y Free City. Además, últimamente tengo una pequeña obsesión con bandas como Eruca Sativa y The Warning, pero también es verdad que si indagas un poco más encontrarás nombres como Rozalén, El Funkillo, Vulfpeck o Berri Txarrak, entre muchos otros.

Hace años sí que podía sentir más vergüenza por escuchar algunos grupos, pero poco a poco aprendí que el error más habitual en la música es encerrarse en un solo estilo de música. Yo también escucho bandas como Fresquito y Mango o Cariño, que no tienen nada que ver con lo que yo hago, pero puedo disfrutar y aprender mucho de ellos».

 

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