ÁLEX CASSEN: «ME HA TOCADO BAILAR SOBRE EL DOLOR MUCHAS VECES A LO LARGO DE MI VIDA»

Álex Cassen (Vigo, 1998) es un creativo innato y ya ha dejado su huella en distintas áreas creativas, desde la redacción hasta la producción audiovisual, pero no fue hasta hace un par de años cuando decidió dar a conocer sus obras. Con la honestidad por bandera, Cassen publica un par de poemarios antes de apostar por la música, disciplina que le apasiona desde niño.
A principios del pasado febrero debutaba con Las cartas sobre la mesa (2025), un EP de siete cortes de electrónica pop que exploran capítulos personales inconclusos y, a la vez, ofrecen una reflexión honesta sobre las relaciones humanas.
¿Cómo pasa Álex Iglesias a ser Álex Cassen? ¿Y por qué el «Cassen»?
Álex Cassen: «Álex Cassen es una parte de Álex Iglesias. Siempre ha estado ahí. Desde que tengo uso de razón, me gusta escribir, cantar, crear... El arte ha sido algo esencial en mi vida. De hecho, estoy vivo gracias a él.
Lo de utilizar un apellido distinto, además de por motivos comerciales, me sirve para diferenciar la parte personal de la artística. Siempre soy Álex Iglesias, pero no siempre soy Álex Cassen. Cassen es mi lado artístico.
Estuve reflexionando durante bastante tiempo sobre qué nombre utilizar. Un día, descubrí a un actor al que llamaban Cassen. Me pareció un nombre elegante, con fuerza, misterioso y único; atributos con los que identifico mi parte artística. Conecté mucho con él. A día de hoy no me imagino con otro nombre».
Tu creatividad se materializó primero a través de la poesía, ¿cómo —y por qué— decides empezar a escribir?
Álex: «Creo que vino antes la música. Yo canto desde que tengo uso de razón.
A escribir empecé cuando tenía unos 10 años. Conservo pequeños relatos de esa época. Luego, durante mi adolescencia, la creación artística pasó a un segundo plano. Fue una época complicada donde estaba ocupado en intentar encontrarme a mí mismo. Supongo que también reprimí ese lado mío porque no estaba en un entorno donde se valorase la creatividad. Era más un motivo de burla que otra cosa, y me dejé llevar... pero la cabra tira al monte.
Cuando tenía unos 19 o 20 años, empecé a escribir pequeños textos como terapia. Si necesitaba soltar algo y no podía hacerlo, lo plasmaba en ellos. Con el paso del tiempo, decidí que merecían ver la luz. Fue así como nació mi primer poemario. También escribía canciones, pero no estaba preparado para dar el paso de adentrarme en el mundo de la música, y tampoco tenía las herramientas».
De hecho, eres autor de dos poemarios, Golondrinos (Mirahadas, 2022) y Algia (2023), una colección de poemas que reflejan tus heridas. ¿Dirías, pues, que escribir sobre ellas fue una manera de, digamos, sanarlas? ¿Hay algún puente entre estos libros y tu EP (del que hablaremos más adelante)?
Álex: «Golondrinos es una exposición de mis heridas. Escribí sobre ellas para intentar sanarlas, y en parte lo conseguí con muchas de ellas. En Algia, las revisito ya curadas. Hablo de temas muy similares, pero desde una perspectiva diferente; en Golondrinos hay dolor, desesperación... es más crudo e imperfecto. Por el contrario, Algia es un libro mucho más pulido y estructurado. Son un poco las dos caras de una misma moneda.
Mi EP también expone heridas, pero está dirigido a las relaciones personales. No abarca tanto. Lo curioso del EP es que es un viaje donde cada canción es herida y cura a la vez, creo que se puede palpar más el proceso de sanación. De hecho, el último corte refleja la calma después de tanta tormenta».
Un par de años después de la publicación de Golondrinos, decides profundizar en la disciplina artística que te apasiona desde niño: la música. ¿Qué te hizo volver a sumergirte en ella hasta el punto de crear tu proyecto artístico?
Álex: «Es algo que tenía que pasar, tarde o temprano. La música es la disciplina que más me ha gustado desde siempre. Lo que pasa es que hacer música de una forma más o menos profesional es muy complicado. Necesitas movilizar gente, hacer un desembolso económico... es mucho más complejo sacar un disco que un libro. Pero cuando tuve las herramientas, decidí juntarme con productores y nos pusimos a ello».
Eres graduado en Comunicación Audiovisual y Técnico Superior en Marketing y Publicidad. ¿Cómo de útil dirías que son estos conocimientos a la hora de desarrollar tu proyecto musical?
Álex: «Mi formación académica ha sido clave en mi proyecto. Al ser artista independiente y tener recursos limitados, tengo que hacerlo todo yo. He podido sacar las cosas adelante de una forma digna gracias a todo lo que aprendí (y sigo aprendiendo, ya que entiendo la formación como algo constante)».
Una constante de tu música es la electrónica, a la que añades tintes de pop melódico, reguetón bailable, dance, hardcore o techno. Pero, sin mencionar géneros, ¿cómo describirías tú tu música?
Álex Cassen: «Mi música, o mejor dicho, mi EP —porque ahora estoy haciendo algo bastante distinto— es verdad y fuerza. Puede gustarte más o menos, pero no puedes decir que mis canciones son tibias. Los proyectos que más me han marcado son aquellos que no tenían miedo a transgredir, y es un poco lo que yo busco... hacer algo que impacte».
Pasando de géneros a influencias, ¿a quién señalarías como principal referente? ¿Quién tiene, o tuvo, especial impacto en tu modo de entender la música?
Álex: «Lady Gaga, sin duda. Me parece la artista más completa del siglo. Además, conecto de una forma muy profunda con muchas de sus letras».
Lanzado a principios de febrero, Las cartas sobre la mesa (2025) es tu debut discográfico, un EP de seis cortes que conforma un viaje íntimo y universal. ¿Cuál es la idea tras el y cómo se desarrolló hasta llegar a ser el álbum que escuchamos hoy?
Álex: «Nació de una forma muy orgánica. De hecho, hasta que sacamos mi canción “Yo no”, no sabía que iba a hacer un EP. En ese momento me di cuenta de que todo lo que estaba componiendo tenía algo en común: era música electrónica en la que hablaba de mis relaciones personales.
Después, lanzamos “Te maldigo”, un reguetón muy electrónico, por lo que seguía en la misma línea. En ese momento ya tenía claro que el EP se iba a llamar “Las cartas sobre la mesa”, que necesitaba una canción que fuese el punto de partida (la homónima), y otra que fuese el destino final después de las paradas en el viaje (“tengo la música”)».
Lo primero que escuchábamos de este EP era “Gritar”, un tema que habla de las voces internas que desgarran y las externas que juzgan, convirtiéndose en un grito por la salud mental. ¿Qué papel piensas que puede tener la música a la hora de dar a conocer la importancia de cuidarla?
Álex: «Creo que no depende tanto de la obra, que también, pero la clave está en el receptor. El arte, al igual que la vida, te enseñará cosas solo si estás dispuesto a aprenderlas.
“Gritar” habla de la salud mental tal y como yo la entiendo: algo que no ha de ser banalizado, y pienso que en los últimos años se ha tendido mucho a eso. Además, es un término que se ha desvirtuado mucho... no sé, en ese sentido creo que “Gritar” no puede ser más clara. Pero habrá quien la entienda, quien no la entienda, y quien quiera hacer como que no la entiende».
Otro de los adelantos fue “Te Maldigo”, un tema que apareció anunciado... ¡en Times Square (Nueva York)! ¿Cómo surge la oportunidad de promocionar tu música en la otra orilla del Atlántico? De hecho, ¡parte de tus escuchas mensuales proceden de Norteamérica!
Álex: «Fue una estrategia de marketing, honestamente. Hasta hace unos meses había una empresa en la que podías poner un anuncio allí por dos duros (literalmente). Sabía que era algo que iba a impactar, y por eso lo hicimos».
Leíamos como decías que «al componer, uno mi experiencia a las heridas que tiene el mundo, porque al final confluyen». Ese dolor, de la que también nacían tus poemas, ¿es la principal fuente de inspiración de tus canciones?
Álex: «Esa frase se refería a Algia, mi segundo poemario, ya que tiene una vertiente social muy importante. Y sí, el dolor es una de mis principales fuentes de inspiración, aunque puede tener muchas formas... En el EP hay dolor, pero no con la desesperación de tener la herida reciente, como pasaba en mi primer libro. El dolor de “Las cartas sobre la mesa” es más tipo rabia».
Al hilo, comentabas que solo compones cuando estás mal, que el arte no te nace en los momentos felices; sin embargo, tus temas no siempre suenan tristes. ¿Buscas el equilibrio entre lo triste de las letras y el bailable de la música?
Álex: «Exacto. Me ha tocado bailar sobre el dolor muchas veces a lo largo de mi vida, y creo que eso se refleja en mi música».
A la hora de componer, ¿qué diferencias, o similitudes, encuentras entre escribir poemas a escribir canciones?
Álex: «Mis poemas son canciones sin música, en verdad... De hecho, hay gente a la que no le gusta mi poesía porque tiro mucho de rima y tal. Hasta me han llegado a decir que no es poesía... y puede ser, si piensas en la poesía como un arte acotado a códigos de hace 100 años.
A la hora de escribir letras, no hay casi diferencia. La cuestión es que, en el caso de las canciones, hay otro elemento igual de importante que las palabras: el sonido. Por tanto, a veces hay que adaptar algún detalle para que ambas cosas casen de la mejor forma posible».
“Ángel” fue el último adelanto y la propuesta con la que participaste en el Benidorm Fest 2025. ¿Cómo nació este tema en concreto y qué hizo que fuese el escogido, de entre los seis del EP, para presentarlo al concurso?
Álex: «“Ángel” es una parada más en el viaje. La escribí porque no me sentía valorado por una persona. Fue mi forma de rebelarme antes de terminar la relación.
Como canción, es una de las más comerciales y potentes del EP. De hecho, la hice con Sete Sousa, un productor que ha colaborado con artistas como Juan Magán. Suena a himno y tiene un sonido muy profesional, por eso me animé a presentarla».
En tu entrevista con Mr. Vieito (Capitán Sabrosura) dices que concibes la música como terapia, de cómo las letras te permiten transformar las heridas del pasado en cicatrices. ¿No te sientes vulnerable al compartirlas con el público? ¿Hay algo más en ese proceso que te ayuda a sanar o es simplemente el acto de compartir lo que te permite avanzar?
Álex: «La sanación viene con la creación. El hecho de compartir mi obra es porque me encantaría vivir de esto, y pienso que tengo talento suficiente para que pueda pasar. Además, aunque eso no llegue a suceder, cuando alguien se identifica con algo que ha salido de mi cabeza, lo que siento es indescriptible. En esos momentos, creo firmemente que nací para hacer esto.
En cuanto a lo de la vulnerabilidad, no es algo que me preocupe mucho... Al final, comparto lo que quiero y de la forma en que quiero hacerlo. Nadie que me lea o me escuche va a saber cómo es mi vida. Conocerá situaciones o sentimientos que viví, pero de una forma descontextualizada y en muchos casos alterada... Si alguien consume mi arte con un afán cotilla, lo lleva claro. El cometido es otro».
¿Por qué escoger “tengo la música”, un tema que parece un audio compartido por mensaje instantáneo, como cierre del disco? ¿Reutilizaste un audio ya enviado o fue concebido y grabado para ser incluido como corte en el disco?
Álex: «Me inspiré en conversaciones profundas que tengo con una amiga por WhatsApp. Podría haber hecho una canción al uso, pero fue la mejor forma que encontré de expresar lo que quería».
El disco lleva ya un par de meses fuera, ¿cómo ves que esté siendo su acogida?
Álex: «Discreta, por el momento, pero positiva. El feedback que tengo es bueno. Además, hay una cosa muy guay de no ser muy conocido, y es que la gente que te va descubriendo siente lo que escucha como algo que acaba de salir.
A día de hoy, me siguen llegando mensajes de personas que están escuchando alguna canción por primera vez, y eso me gusta mucho. Si estuviese muy pegado en la industria, todo el mundo tendría el EP trillado y pedirían más, y creo que eso sería súper frustrante, teniendo en cuenta el curro supuso hacerlo».
La presentación de Las cartas sobre la mesa fue en la mítica La Fábrica de Chocolate (Vigo), ¿cómo recuerdas el concierto? ¿Cuándo, y dónde podremos volver a disfrutar de tu música en directo?
Álex: «Lo hice con infección de garganta, me estrené por la puerta grande... teniendo eso en cuenta y que era la primera vez que me subía a un escenario yo solo, creo que lo defendí bastante bien. Honestamente, aún no sé cuándo va a ser el siguiente, ya que he intentado cerrar varias cosas, pero no han salido. Lo único que tengo claro es que quiero que sea en junio o julio».
¿Cómo son los conciertos de Álex Cassen? Se tuvieses que escoger un local de la ciudad olívica para tocar, ¿cuál sería y por qué?
Álex: «Son odas a la música sin prejuicios. Hay pop, pop/rock, dance... un poco de todo. Tocar en La Fábrica fue un sueño, ya que es uno de los locales más míticos de Vigo, pero tocaré con las mismas ganas en cualquier otro».
En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendarías? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?
Álex: «Sila Lua. Tiene un proyecto potente y muy original».
Si abriésemos tu cuenta personal de Spotify, ¿qué escucharíamos? 100% Sinceridad, 0% Verguenza
Álex: «Desde Lady Gaga o Taylor Swift hasta Rocío Jurado o María Jiménez, pasando por Zahara, Nathy Peluso, Gata Cattana, La Zowi o Malú. ¿Qué te parece?».