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IKER: «CUANDO HACES LO QUE TE GUSTA, SIN DISTRACCIONES, AL FINAL ES COMPLICADO NO ENCONTRAR UN SENTIDO. EL SENTIDO ERES TÚ»

IKER: «CUANDO HACES LO QUE TE GUSTA, SIN DISTRACCIONES, AL FINAL ES COMPLICADO NO ENCONTRAR UN SENTIDO. EL SENTIDO ERES TÚ»
29 JANUARY 2024

Su pulsión creativa estuvo siempre latente, pero la necesidad de compartir sus composiciones le llevó un tiempo, «según iba creciendo y las emociones y experiencias se iban intensificando, fue saliendo cada vez de forma más natural». Y es que son precisamente esas emociones y experiencias sobre las que Iker construye un imaginario tan crudo y lancinante como delicado y honesto. El joven artista lucense se muestra al desnudo en Torito Lucero (2023), un EP conceptual con una narrativa magníficamente cuidada, donde cada palabra, como cada nota, parecen encajar hasta reconstruir el dolor que las originó y convertirlo en esperanza, en aprendizaje.

 

 

Foto © María López Cortón (@awriterinthedaark)

 

A los 13 años empiezas a componer, pero ¿cuál fue, y cómo recuerdas, tu primer contacto con la música? ¿Fue una disciplina que siempre te causó interés o generó curiosidad...?

Iker: «No recuerdo exactamente mi primer contacto con la música porque siempre estuvo ahí; recuerdo pasarme el día cantando y bailando de pequeño. En realidad, lo que más presente estuvo desde siempre fue mi pulsión creativa; me gustaba dibujar y escribir tanto como cantar o bailar y era todo en lo que pasaba el tiempo.

Sí que empecé a estudiar música a los 10 años, pero no conseguí conectar demasiado con el instrumento ni con la disciplina. La música como ejecutante no me resultó estimulante en ese sentido en aquel momento, pero escuchar música y cantar eran mis cosas favoritas de toda la vida, lo que más emocionante me parecía y con lo que mejor conectaba.

De niño componía canciones de broma constantemente, como un juego, pero nunca me lo tomé en serio por vergüenza, igual que cantar. Tardé un tiempo en atreverme, según iba creciendo, y las emociones y experiencias se iban intensificando, fue saliendo cada vez de forma más natural».

 

 

 

La primera oportunidad que tuvimos de escucharte fue en En Sueños (2021), sencillo que publicaste estando aún en el instituto. Después de años escribiendo, ¿qué hizo que, en esta ocasión, publicases tu creación?

Iker: «La verdad es que fue un proceso muy natural. Con 14 y 15 trataba de escribir letras constantemente, hacía canciones bastante cuestionables para mis amigos, pero yo era consciente de que no estaba contento con los resultados. Fui constante y paciente porque sabía que era un aprendizaje que necesitaba tiempo y dedicación. Como dije antes, según se fueron intensificando mis vivencias, fue siendo cada vez más fácil componer; y también cuanto más leía y escribía, mejores iban siendo los resultados.

Con 16 años escribí “En Sueños” y fue la primera vez que me sentí satisfecho y seguro de una canción mía. Poco antes me había atrevido a publicar algún intento de producción muy rudimentaria y algún vídeo cantando a las redes sociales, que habían tenido una buena respuesta, y además llevaba ya un año estudiando canto, así que en cuanto tuve una canción que me gustaba decidí tirar adelante con ella.

Desde que di el paso de atreverme a cantar en público e ir a clases, estaba seguro de que lo más complicado ya estaba hecho y de que había roto la barrera más fuerte que tenía en el momento. A partir de ahí tuve mi concentración se enfocó en emprender mi propio camino y “En Sueños” fue la primera canción que encajó; me pareció que tendría sentido como comienzo. Mi entorno respondió bien y decidí grabarla, produciéndola en unos meses como pude sin saber absolutamente nada de tecnología musical, con un micrófono de 40€ y mi ordenador».

 

 

Descubrimos que En Sueños nació como un poema, ¿cómo terminó convirtiéndose en canción?

Iker: «Para mí es difícil hablar de letras de canciones o poemas como hechos diferenciados. Yo escribo constantemente sin saber que va a pasar después, tan pronto queda en el papel como termina encajando para la letra de una canción. Creo recordar que así ocurrió con “En Sueños”; tenía unas estrofas escritas y una tarde en el piano, revisando las notas de mi móvil, las encontré y a partir de ahí comencé a construir la melodía».

 

En Sueños enseguida alcanzó millares de reproducciones en plataformas digitales. ¿Esperabas tal acogida?

Iker: «La acogida de En Sueños fue una forma fuerte de empezar. Tenía 16 años y estaba pensado para ser un lanzamiento entre amigos y familiares, con repercusión a nivel local como mucho. El día del lanzamiento, un vídeo de promoción que hice tuvo bastantes más reproducciones de las que esperaba en TikTok y, por la noche, antes de que saliese la canción a las 12, había creo que alrededor de 200 personas desconocidas esperando en YouTube el estreno del vídeo, a la media hora de estar fuera ya llevaba más de 1000 reproducciones. No es mucho, pero puedo asegurar que, de aquella, con la edad que tenía y en el entorno en el que vivía, sin ningún tipo de precedente, fue más que inesperado.

Es cierto que “En Sueños” es una balada lenta, minimalista, muy atmosférica, en inglés, y que estaba grabada de la manera en que estaba grabada. Después de la repercusión en redes, que fue unas horas antes de que saliese, mucha gente que se había hecho enormes expectativas quedó decepcionada y la canción tampoco tuvo una exposición demasiado extendida en el tiempo. Fue un sentimiento agridulce porque, siendo tan pequeño y en solo un día, tuve que afrontar los nervios de mi primer lanzamiento al tiempo que veía en redes una enorme cantidad de gente desconocida interesarse por mí repentinamente, para después desinteresarse con la misma facilidad.

Fue tan emocionante ese día como decepcionante al siguiente, y me da pena haber tenido esa exposición, que no siempre es fácil que pase, cuando mi proyecto aún era tan prematuro. Aun así, lo agradezco mucho y sé que aún hay gente que me descubrió de aquella que sigue pendiente de mi música.

A día de hoy sigue siendo mi canción más escuchada, creo que en total ronda las 10.000 reproducciones y sé que hay gente que le tiene cariño. Me quedo con eso y con que fue una buena lección de la volatilidad de la industria musical y de la fortaleza necesaria, desde luego».

 

Foto © Lucía Sánchez Pérez

 

En estos primeros pasos caminabas por los terrenos de la electrónica y el pop nostálgico. ¿Cómo describirías la música actual de Iker? ¿De qué manera crees tú que evolucionó, teniendo en cuenta también que empezaste con nociones básicas de producción?

Iker: «Cuando hice “En Sueños” solo sabía que quería hacer algo muy atmosférico y onírico y, a partir de esa premisa, hice todo lo que fui capaz de hacer. Aún me atraen esas sonoridades, pero en mi último trabajo traté de ir, poco a poco, más lejos a lo largo del proceso, buscando otro tipo de sonidos más acústicos en algunos casos y alguno más industrial y agresivo en temas como “TRONCO” o el interludio “lucerito”.

Como “En Sueños” fue mi primera producción, a partir de entonces tuve la oportunidad de empezar a escuchar la música no solo como oyente, sino también como creador; analizando bien los diseños sonoros y entendiendo mejor los elementos de las canciones que escuchaba. Mi producción es ahora mucho más eficiente y diría que más experimental, también más libre, gracias a las herramientas que fui adquiriendo a lo largo de estos tres años de formación.

El concepto de art pop creo que es lo que mejor describe mi música actualmente, o por lo menos es lo que más cercano está de mis gustos y ambiciones musicales. Aun así, aspiro a probar y mezclar tantos estilos como pueda y no dejar de aprender nunca. Aún tengo todo por hacer».

 

 

Musicalmente, ¿a quién señalarías como tus principales influencias a la hora de componer?

Iker: «Como mi proceso de composición es bastante improvisado no soy muy consciente de mis referencias para la composición musical en sí, creo que eso funciona más inconsciente que conscientemente y que mis hábitos de escucha influyen muchísimo; básicamente toda la música que me gusta y escucho influye.

Donde sí soy mucho más consciente de mis referentes es en la producción, que también es una de mis partes favoritas del proceso. Creo que mi último trabajo tiene muchísimo de Bon Iver y James Blake especialmente, pero también hay inspiración de artistas como Rosalía, Raül Refrene, pablopablo, Sufjan Stevens, Frank Ocean, Ralphie Choo o Sega Bodega, entre otros muchos. En mi perfil de Spotify se pueden encontrar algunas listas de reproducción llenas de otras muchas referencias».

 

 

 

ToritoLucero (2023) es tu álbum debut, un EP conceptual de seis piezas lanzado a finales del septiembre pasado. ¿Cuál es el nexo que une las canciones? ¿Cómo fue desenrollándose ese hilo hasta tomar forma de disco?

Iker: «Tomé la decisión de que quería componer un EP justo después de sacar En Sueños, porque me quedé con ganas de más. Hubo algunos bocetos de hilos conceptuales que me inspiraban en aquel momento, pero no terminaron de cuadrar. Con los meses, al ir escribiendo sobre las vivencias y emociones que iba experimentando, fue tomando forma y dirigiéndose naturalmente hacia el concepto definitivo. La primera que hice fue “De Agua”. A los tres o cuatro meses salieron todas las demás, menos “Lluvia de Estrellas”, que fue la última que compuse y llevó más tiempo de maduración; realmente, es el tema que cristaliza la conclusión a la que llegué a lo largo de este proceso.

El álbum tiene una estructura narrativa bien calculada. Veía en mí como era habitual vivir instalado en la idealización, siempre esperando algo que después nunca llegaba a mis expectativas y desaprovechando todo lo que realmente merecía la pena. También era algo que encontraba a gran escala, pensando en las dinámicas humanas de modo más universal. Hay mucho en nuestras vidas de querer vivir siempre como si estuviésemos en una película; de tener que imaginar escenarios ideales por las noches para dormir mejor, de soñar con cosas inalcanzables y de creer que amamos lo que realmente ni conocemos. Llegó un punto en el que habitar esa expectativa constante, con el mundo que me rodeaba y conmigo mismo, hacía que nada en mi vida estuviese a la altura de mis deseos y eso era profundamente frustrante y doloroso.

A lo largo de las seis piezas de Torito Lucero voy desmontando todo ese sistema de creencias para ir tejiendo uno nuevo, más cercano a la vida y a la tierra que a las ideas y a la Luna. Mientras componía estas canciones, iba desautomatizando mi forma de entender el mundo y empezando a comprender la magnitud que supone ya solo el hecho, la fragilidad y la complejidad de estar vivo como tal, sin esperar nada más. No es solo una cuestión de aprender a valorar lo que se tiene, lo tangible; hay un matiz de casi veneración religiosa por el hecho de la vida, de la naturaleza, del mundo como tal, que son cosas complejísimas ante las que, a veces, parece que estamos desensibilizados. Me parece tan vertiginoso pensar en todos los billones de miniprocesos que tuvieron que ocurrir de una manera concreta para que todo exista de la forma en que existe y para que todo lo que está vivo lo esté. Todas las células y gotas de sangre, personas, y otros millones de cosas que tienen que estar en algún sitio en algún momento específico para que la vida sea posible.

Más concretamente, en el álbum hablo desde una perspectiva más romántica, porque era lo que más peso emocional concentraba en aquel momento de mi vida. Todo esto se concreta en el relato de cómo tuve que dejar de idealizar a las personas y esperar ciertas narrativas románticas artificiales de mis relaciones para dejar que las conexiones reales y genuinas pudieran desarrollarse de verdad. Aun así, creo que es un concepto muy universal y que muchísima gente puede sentirse identificada desde diferentes perspectivas».

 

 

El título nos causa curiosidad... el toro lucero es el que tiene una mancha blanca en la frente, pero «lucero» también es como se le conoce a Venus, planeta que rige el signo de Tauro. ¿Cuál es su significado?

Iker: «El título es un binomio que me resultó muy ilustrativo de lo que quería contar. Por un lado, el toro me parece un símbolo muy claro de “terrenalidad” y bravura; está muy ligado a imágenes brutas, bastas. Pola otra, el lucero tiene que ver con lo ideal, lo inalcanzable, con la belleza; es una imagen que se percibe como mucho más etérea y pura. Juntarlos, para mí, generaba un contraste muy expresivo, casi como un oxímoron. El toro y el lucero son símbolos de todo aquello de lo que habla el álbum: de la verdad frente a la expectativa, de lo vivo frente a lo perfecto, de lo anclado frente al delusorio.

Esa definición del toro lucero, que tiene una mancha blanca en la frente, fue la que me inspiró. Me veía reflejado en esa imagen de un ser terrenal, imperfecto, pero que a la vez no puede sacarse de la cabeza la idea de las estrellas, de la belleza ideal, de esa supuesta perfección tan lejana. Tanto es así, que lo lleva marcado en la frente. Es una forma muy visual de explicarlo.

No momento en el que decidí el título, “LunaLunaLuna” ya estaba terminada. Por eso también me pareció que encajaba perfectamente, porque me recordaba a la canción de “La luna y el toro” que compuso Carlos Castellano, en la que un toro se enamora profundamente de la Luna y sufre por no comprender que no es más que un reflejo en el agua. Me parecía muy interesante jugar con este concepto porque, además, la lectura más tradicional de esa canción tiene que ver con la identificación del toro y la Luna con la masculinidad y la feminidad, y vi interesante revisitarlo desde una perspectiva más amplia y menos estereotípica.

La verdad es que me sorprende esa referencia a Venus en la pregunta, porque el imaginario astrológico fue un elemento que me llegó a inspirar mucho en esos primeros bocetos de los que hablaba. De hecho, quería que “LunaLunaLuna” fuera el tema más íntimo por la vinculación de este astro con el aspecto más emocional. Y es que, además, en mi carta astral, Venus está en Tauro, y siempre me sentí muy conectado a lo que eso implicaba en el ideario astrológico. Sin embargo, hace tiempo que estos elementos ya no están tan presentes en mi proceso creativo y el título no tuvo nada que ver con la astrología. De hecho, siendo honesto, ni sabía que lucero también fuese el nombre de Venus.

Aun así, algo que me sorprende muchísimo es que siempre me pasan este tipo de coincidencias en el proceso de mi música. A veces tengo la sensación de que el arte en sí tiene un orden lógico interno que opera por su cuenta. Es como que pones las piezas aleatoriamente y poco a poco vas encontrando conexiones por todas partes que tú no habías tenido en mente. Me pasó infinidad de veces durante el proceso de Torito Lucero... y esta es una de ellas».

 

Foto © María López Cortón (@awriterinthedaark)

 

Lo presentabas como un disco que surge desde el dolor, la impotencia, pero en el que el oyente también podrá encontrar algo de luz, de esperanza. ¿Tomaste su concepción como vía de escape? ¿Como una manera de calmar, o intentarlo por lo menos, ese dolor?

Iker: «Completamente sí. Más bien, fue mi forma de tratar de comprender ese dolor, porque era algo recurrente en mi vida que no era quien de explicar. Me sirvió muchísimo para poner perspectiva y entender el origen de esos sentimientos. Claro que contiene mucha esperanza, porque surge del dolor pero transita todo el proceso de aprendizaje que viene después y termina en una posición, creo, más madura y conectada con todo lo que es verdaderamente importante».

 

Cabe destacar la sensibilidad de las letras, delicadas, que parecen el resultado de abrir un corazón en canal, el tuyo. ¿Por qué mostrar tan crudamente esta vulnerabilidad? Porque es algo que hoy en día no suele ser el habitual, sobre todo en artistas de tu generación...

Iker: «Para mí es la forma natural de hacerlo; si no fuera así, no creo que hiciese música. Hay siempre una necesidad de tratar de explicar o comprender algo que siento o pienso, pero no puedo verbalizar. Para comprender algo, y también para que los demás puedan comprenderlo y conectar, tiene que ser honesto, orgánico, genuino. Puedes contar una historia personal o puede ser ficción, pero algo de la visión personal siempre está ahí, impregnándolo y conectándolo todo. Aunque haya muchas capas de conceptualización y simbolismo, cuando un trabajo viene de un lugar visceral y vulnerable, el compromiso con el resultado es tan alto que resulta imposible no cuidar cada detalle al milímetro para que todo tenga un sentido, una intención; para que todo cuadre a la perfección y esté pensado con cariño, para que contribuya a explicar tan bien como se pueda algo que es importante para uno mismo. Además, parte del concepto del álbum tiene mucho que ver con comprender y abrazar la fragilidad de la vida y el valor que eso le da. Ser vulnerable es imprescindible.

Creo que entiendo por dónde va lo de la falta de vulnerabilidad en mi generación, pero no creo que sea así. Hay un montón de artistas nuevos que precisamente son muy especiales por la honestidad de lo que dicen, por estar conectados con el que sienten, muchos más que hay unos pocos años, diría yo. Otra cosa es que también nos guste hacer y escuchar música para bailar en según qué contextos, pero es que cada música está hecha para un momento diferente. Todo puede convivir».

 

Laura Ruiz (@lauruizv). Deseño de artwork: Iker

 

¿Por qué “LunaLunaLuna” como primer sencillo adelanto?

Iker: «Porque fue la primera que sentí que estaba terminada de verdad y porque fue la más dolorosa de componer. Quería sacarla rápido para desprenderme de ese dolor. También creo que sienta muy bien las bases de lo que viene después, y además es una de mis preferidas, sobre todo de la que más orgulloso me siento como compositor».

 

 

En los créditos de dos temas, “DE AGUA” y “LunaLunaLuna”, incluyes a Federico García Lorca. En la primera canción musicalizas versos de ʻCanción Tontaʼ y la segunda podría venir inspirada por el ʻRomance de la luna, lunaʼ del poeta granadino. ¿Por qué Lorca? ¿Influyó el poeta en algo más que en las letras?

Iker: «Efectivamente; en “LunaLunaLuna”, además de por el romance, que es evidente, también es porque hay un extracto de Bodas de sangre (Lorca, 1931) en el puente de la canción, y también ciertas referencias al ‘Romance Sonámbulo’. Justo coincidió el momento en el que estaba empezando a escribir el EP con la primera vez que leí el Romancero Gitano (Lorca, 1928). Desde el espacio literario que configuran esos poemas nacieron muchas de las ideas de Torito Lucero y fue mi mayor inspiración a la hora de escribir las letras. Toda la simbología, las referencias a la Luna, la expresión de las emociones... En cualquier rincón del trabajo puedes encontrar algo inspirado por Lorca, consciente o inconscientemente.

Con esto también me pasó mucho lo de las coincidencias en el proceso creativo; según iba escribiendo encontraba escritos de Lorca que no había leído pero que encajaban perfectamente con lo que estaba contando. Así ocurrió con Bodas de Sangre, donde la Luna interviene como personaje con versos como los que aparecen en “LunaLunaLuna” y decidí emplearlo como recurso dramático, como si yo le hablase a la Luna y ella respondiese de vuelta. O también con ‘Canción Tonta’, que tuve claro que abriría el álbum porque concentra muy bien algo que yo entiendo como muy cercano al concepto del EP.

Pero también me ocurrió con muchas otras que no están presentes en las letras; por ejemplo, con “TRONCO” y “musgo” me pasó que encontré el poema ‘Manantial’, que también tiene muchísimas similitudes y podría parecer que fue una inspiración directa, cuando ni sabía que existía».

 

 

Al hilo, ¿qué, o quién, inspiró las demás piezas?

Iker: «Como dije, todo parte de un imaginario muy concreto con muchísima inspiración en el Romancero Gitano. Tenía mi experiencia personal y ahí encontré muchos de los medios y herramientas, de las excusas e imágenes a través de las que contarlo. A partir de ahí, hay muchas más referencias que vienen, inconscientemente, de todo lo que me gusta y lo que consumo habitualmente.

La literatura siempre es una fuente de inspiración muy nutritiva; por ejemplo, En Sueños contiene referencias y muchas similitudes con Himnos a la noche, de Novalis».

 

Las letras contienen abundantes motivos relacionados con la naturaleza, muchos de ellos recurrentes: la Luna (que aparece en cuatro de los seis temas), las estrellas, el agua, los troncos, el musgo, los caballos... ¿Por qué esa constante?

Iker: «Pues, principalmente, por esa inspiración literaria, que también incluye esta serie de motivos como símbolos recurrentes. La historia que construí en mi imaginación sobre el mensaje que quería explicar estuvo siempre emplazada de manera muy clara en un escenario natural, de hecho lo estuvo hasta en los primeros bocetos, que iban por un camino completamente diferente.

Supongo que me parece algo interesante de emplear por su universalidad. También porque, al hablar de esa conexión con la vida y con el mundo real en las letras, se me hacía inevitable no hacerlo desde un imaginario natural. No sé, fue la forma en que surgió, fue algo muy intuitivo, era lo que tenía que ser sin lugar a dudas. Tenía la ambición de contar una historia con la que cualquier persona se pudiera identificar en cualquier momento y no quería vincularla a nada temporal o localmente concreto».

 

 

Con Iker, dices que «intentas erigir proyectos que vertebren, con la música y poesía como ejes centrales, imaginarios alternativos». ¿Cómo describirías el imaginario de Torito Lucero?

Iker: «Precisamente, es un imaginario lleno de elementos naturales, de agua, de cuerpos, de sangre, de noches estrelladas, de caballos, de árboles... Es crudo, muy desnudo, muy orgánico. Si tuviese la infraestructura necesaria, me encantaría que hubiese sido un álbum visual, porque tengo cada momento del proyecto grabado en mi imaginación como si fuese una película, un paisaje creado en mi mente para cada canción. En las fotos para la parte visual del disco, con los pocos medios que teníamos, tratamos de buscar esa crudeza: muy poca ropa, emplazamientos naturales, fotografía analógica, árboles, el río... El título y las estrellas que aparecen están hechas a mano por mí, también buscando esa estética del genuino, del orgánico y honesto.

Cuando digo lo de los imaginarios es porque yo pienso mis proyectos de manera musical, pero también pienso al mismo nivel en las portadas, en los vídeos, en los directos, en los estilismos, en la promoción... y soy muy ambicioso creativamente en todos los ámbitos del que hago. Lo que más me gusta de la industria pop es el formato de narrativa transmedia que permite llevar a cabo a través de la música. Creo que, llevada desde una pulsión comprometida, da la oportunidad de hacer proyectos artísticos muy redondos y de satisfacer las necesidades comunicativas a un nivel altísimo. Por eso, mientras no haya la infraestructura suficiente, prefiero tener paciencia antes de meterme en algunos de esos campos y sacar, por ejemplo, videoclips. En este proyecto se intentó, pero no cuadró con mi visión, y prefiero ir despacio hasta poder hacerlo como a mí me guste de verdad».

 

Foto © María López Cortón (@awriterinthedaark). Deseño de artwork: Iker

 

Escuchando la playlist que publicabas con tus principales referencias en cuanto a la composición, producción, conceptualización, etc., de Torito Lucero notamos que es bastante ecléctica (aunque haya artistas que siguen la misma línea). ¿Cómo confluyen estas referencias, en un principio tan dispares, en un disco que, a nuestro parecer, es tan redondo?

Iker: «Como dije antes, para que la gente conecte con algo, tiene que ser honesto. Es imposible que, si soy honesto en mi proceso creativo, todo lo que me gusta y me emociona no traspase a las canciones de un modo u otro. Por eso es que las referencias a toda la música que me gusta, aunque pueda parecer dispar, tienen sentido cuando lo hago desde mi visión personal, que es lo que conecta las referencias y todos los elementos del proyecto en general.

Agradezco muchísimo que digáis que el disco es redondo, y creo que puede tener que ver con esa honestidad de la que hablo. Cuando haces lo que te gusta, sin distracciones, al final es complicado no encontrar un sentido. El sentido eres tú. Todas las notas, acordes, patrones rítmicos, instrumentos, palabras, referencias artísticas o aparatos tecnológicos que empleé en el disco existían ya antes de mí. Mi trabajo es combinarlas, acercar mi visión, y lo que cada artista tiene de especial es su manera de hacerlo».

 

¿Cómo fue su proceso creativo? ¿Cómo pasan de ser ideas, palabras, notas... a canciones?

Iker: «Ni yo lo sé. Pasa como tiene que pasar. Cada canción acaba encontrando su camino. La mayoría de estas canciones vienen primero de la letra, y las melodías aparecen o con el piano o ya con algunos trazos de la producción marcados. Si soy sincero, hago lo que puedo. No hay un proceso marcado, no hay un método, simplemente hay prueba y error hasta que algo funciona, a veces en un orden y a veces en otra.

Lo que sí pasó con este trabajo es que tuve las ideas de cómo sonaría cada canción muy claras desde el primer momento, y como mis nociones de producción eran tan limitadas, lo más duro del proceso fue a conseguir materializar los sonidos que estaban en mi imaginación de la manera en que quería. Hay detalles que se quedaron por el camino y en los que podría haber trabajado otros dos años más, pero salió cuando sentí que mi proceso con él ya había terminado, cuando no podía más, y cuando tenía que salir. En general, estoy contento con el resultado».

 

Foto © María López Cortón (@awriterinthedaark)

 

Si para tu primer sencillo utilizabas el inglés, en el álbum predomina el castellano, aunque escuchamos algunas estrofas en el idioma anglosajón por aquí y por allá. ¿Por qué el cambio? ¿Y la combinación de lenguas?

Iker: «Creo que empecé escribiendo en inglés por vergüenza, porque, al final, que mucha gente no comprenda la letra funciona como un escudo cuando eres vulnerable, y aporta a la canción a una sonoridad muy global. Aun así, me parece que tenía sentido con la canción y no lo cambiaría, me sentía cómodo. También es que la mayoría de la música que escuchaba en aquel momento estaba en inglés. Diría que ahora también es así, pero que escucho muchísima más música en castellano o gallego que antes.

El cambio al castellano fue una evolución natural hacia una versión más honesta. Para una canción estuvo bien, pero no tenía las herramientas para traspasar al inglés el nivel de detalle que quería en las letras de un proyecto tan comprometido. La verdad es que los pocos momentos en inglés del EP salieron así naturalmente: o porque encajaban en la métrica o porque me apeteció en el momento. Si soy sincero, ahora mismo no me daba ni cuenta de que canciones tienen partes en inglés, porque no fue nada premeditado; simplemente surgió así. En un futuro tengo ganas de probar con el gallego, pero no quiero forzarlo.

El idioma es una herramienta estética más y tengo claro que quiero ir probando tantas cosas como estén a mi alcance. Sé que llegarán el momento y la canción oportunos».

 

Hablando de un futuro no tan lejano, ¿cómo piensas seguir avanzando en el camino de la experimentación? ¿Y en el de la producción?

Iker: «Tengo ganas de seguir experimentando, pero con cosas alejadas de lo que ya hice. Quiero ir probando cosas nuevas siempre.

Ahora mismo estoy trabajando en algunos temas que van por un camino más pop. Llevo un tiempo haciendo música lenta y meditada, y tengo ganas de pasármelo un poco bien también; de probar algo más enérgico y no esperar tanto para un lanzamiento. Me encanta el pop y no quiero encajarme en un perfil demasiado rígido, porque todos somos muchas cosas diferentes a la vez y quiero continuar siendo honesto y transparentándome en mi proyecto.

También quiero profesionalizar progresivamente mí sonido e ir teniendo mezclas y masterizaciones, poco a poco, menos rudimentarias. También entra en juego la cuestión de la infraestructura, pero no hay prisa».

 

 

El próximo miércoles 31 de enero vas a presentar Torito Lucero en el Café La Palma (Madrid), escenario que compartirás con Costanza y Kie. ¿Qué nos puedes adelantar del concierto? [Alerta Spoiler] ¿Cómo describirías los directos de Iker?

Iker: «Efectivamente, me hace muchísima ilusión porque es mi primer concierto y tengo la suerte de compartirlo con dos compañeros verdaderamente inspiradores.

Como bien decís, estaré presentando Torito Lucero en solitario, estarán todas las canciones del álbum, y también mostraré algunas facetas de mí que no exploté demasiado todavía cara al público. Habrá nuevos arreglos de mis canciones y también tocaré géneros un poco alejados de lo que llevo hecho hasta ahora. Mis directos todavía están en un estado prematuro, pero desde luego pongo muchísimo cuidado e intención en las setlists que escojo y en los arreglos que hago.

Actualmente estoy especialmente concentrado en empezar a llevar toda mi música, y no solo la voz, a la ejecución en directo. El directo es indudablemente mi parte favorita de este proceso y tengo ganas de poder arrancarlo ya. Yo recomiendo a todo el que pueda que compre una entrada para el concierto, porque el esfuerzo para que merezca la pena está siendo altísimo».

 

Foto © Paula García Rubio (@paula.garub)

 

¿Cuándo podremos volver a verte encima de un escenario?

Iker: «Aún no lo sé, pero lo que sí sé es que tengo muchísimas ganas de tocar en Galicia por primera vez, especialmente en Lugo. Estoy trabajando para encontrar la forma de hacerlo pronto. Probablemente, si todo va como quiero, la próxima vez sea cerca de casa».

 

En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendarías? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?

Iker: «Me encanta el trabajo de Diego Flâneur & ünder. Me emociona mucho escuchar las letras de Diego, que habla mucho de nuestra ciudad con una sensibilidad súper especial y me hace sentir cerca de mi casa cuando no lo estoy. Después, la música de NEBRA me parece una pasada y se acerca a mucha de la música experimental que más me gusta; creo que encuentra un equilibrio asombroso entre tradición y vanguardia.

Sen Senra o Gume, por ejemplo, también me encantan, y un tema en gallego que estoy escuchando muchísimo estos días es “Hoxe, mañá e sempre”, de Tanxugueiras con Valeria Castro. No había escuchado mucho de ellas hasta ahora, pero esta me parece preciosa».

 

Si abriésemos tu cuenta personal de Spotify, ¿qué escucharíamos? 100% Sinceridad, 0% Vergüenza.

Iker: «Quien siempre va a estar es Rosalía. Desde 2018, creo que ningún año dejó de ser mi artista más escuchada. Para mí es la mejor.

Después, es habitual encontrar artistas internacionales como Lana del Rey, Lorde, James Blake, Mitski, Bon Iver, Phoebe Bridgers, Oklou, Sega Bodega, Ethel Cain, Frank Ocean o Sufjan Stevens. Del panorama estatal escucho mucho a artistas como pablopablo, Ralphie Choo, Amaia, Rigoberta Bandini o Judeline.

Últimamente también estoy tratando de descubrir álbumes de un tiempo atrás; mis favoritas de estos últimos meses y quien se están convirtiendo nos mis clásicos personales están siendo artistas como Patti Smith, Kate Bush, Fiona Apple, Björk, Antony and the Johnsons/ANOHNI o Cat Power».

 

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