MANU G. SANZ: «LO QUE MÁS ME DEFINE ES UN DESEO PATOLÓGICO DE INVESTIGAR Y DESCUBRIR COSAS NUEVAS»
Es un reconocido compositor y productor en grupos de culto da escena underground como Indómitos o Selvática, pero Manu G. Sanz posee una creatividad que parece no conocer límites impulsada por una curiosidad patológica. Buena prueba de ello, más allá de la propia música, son proyectos como Orphan Tracks (junto a Óscar Chamorro) o Violeta Ultra Multiverse en los que este músico (y diseñador, y realizador...) explora la relación entre diferentes disciplinas creando universos ficticios.
Ahora debuta en solitario con Flores y diosas (Orphan Records, 2024), un disco de pop íntimo y preciosista hecho «como si estuviese murmurando a los oídos de los oyentes», de letras luminosas que hablan de amor, magia, sensaciones y en el que abandona la oscuridad de proyectos anteriores: «hai un tiempo para todo y en el momento actual de mi vida no hay lugar para eso».
Foto © Óscar Chamorro
A estas alturas, Manu G. Sanz es ya un nombre más que reconocido en la escena underground gallega, pero ¿cómo recuerda Manu sus primeros pasos en el mundo de la música?
Me gusta la música desde muy pequeño. Recuerdo que escuchaba a los Beatles en el coche de mis padres y estaba completamente asombrado. Más tarde mi padre empezó a enseñarme a tocar la guitarra. Aprendí canciones como "Apache" de los Shadows o “Juegos prohibidos” de Narciso Yepes entre otras. Después mi propia curiosidad me llevó a descubrir muchos otros artistas y también me animó a estudiar música durante tres años en el Conservatorio de Vigo.
Tus décadas de trayectoria podrían dividirse, principalmente, en dos proyectos: Indómitos y Selvática; el primero de ellos nació en Glasgow (Escocia) y tenía corazón 50% punk y 50% rock, y el segundo nace en Río de Janeiro y presentaba maravillas de tropicalismo punk e instrumentaciones psicodélicas. ¿De qué manera perfilaron estas dos bandas tu carrera musical?
Antes de esas bandas toqué en otras muchas como Grindhouse, Los Arenas o March, con las que aprendí mucho, sin embargo, Indómitos y Selvática fueron importantes para mí porque fueron las primeras bandas con las que editamos discos en formato físico y eso hizo que más gente supiera de nosotros y que la prensa también se hiciera eco de ellas.
Además, formamos ambas bandas en el extranjero y eso nos dio una perspectiva diferente de cómo fueron recibidas fuera del territorio nacional.
Después de tantos años, acabas de presentarte en solitario, ¿por qué ahora? ¿Dirías que hay algo, ya sea musicalmente o en esencia, de estos grupos en este nuevo proyecto tuyo?
Comencé a componer y grabar canciones cuando era pequeño y en la mayoría de mis proyectos siempre hacía las canciones, así que para mí, en comparación con el pasado, la única diferencia es que ahora no tengo banda, pero, al tocar varios instrumentos, puedo grabar el álbum yo solo en mi estudio de grabación, como había hecho antes cuando enseñaba las canciones a mis compañeros de banda.
Estilísticamente, mi disco en solitario no tiene mucho que ver con mis últimos proyectos, pero se parece más al tipo de canciones que hacía cuando era pequeño, y por eso me parece especial.
Mousetrap, un dos filmes ficticios de Orpahn Tracks
Mención aparte merece Orphan Tracks, un proyecto junto a Óscar Chamorro que consistía en la composición de bandas sonoras de películas ficticias. ¿Cómo nace esta curiosa idea que, de hecho, fue premiada en un concurso de talentos de El País!?
Mi amigo Óscar Chamorro y yo ya habíamos tocado en varios grupos de la escena viguesa y nos gusta componer juntos. Óscar es un músico con mucho talento y también es muy bueno con la tecnología. En el año 2010 estuvo investigando el mundo de las librerías de audio y me enseñó a usarlas, entonces nuestras piezas instrumentales comenzaron a tener un carácter muy cinematográfico, por lo que le propuse la idea de crear una página en la que pudiésemos subir nuestra música bajo el pretexto de bandas sonoras para películas inexistentes, y así creamos los carteles y la información de cada película y su título principal (main title). Conseguimos hacer unas 200 y el proyecto tuvo buena prensa en España y Latinoamérica.
Tu nombre también está ligado a Violeta Ultra Multiverse, una colección de obras ficticias de diferentes disciplinas (arte, música, diseño, teatro, mixtapes...). ¿Cómo es lo de cruzar la frontera musical y explorar otros tipos de expresión artística?
Además de la música también hago vídeo, diseño y me interesan otras disciplinas artísticas. Siempre veo todo como un conjunto.
También estudié Bellas Artes en Pontevedra, donde me licencié en la especialidad de Audiovisuales en 2004, y eso me dio una perspectiva genérica de las artes y de cómo se entrelazan entre sí.
Sitio web de Violeta Ultra Multiverse
Violeta Ultra Multiverse concentra sus obras entre 2020 e 2023, es decir, nace y vive sus primeros años en pandemia-confinamiento-desescalada-postpandemia, etc. ¿Fueron esos tiempos tan extrañamente extraordinarios el germen de este proyecto o ya llevaba tiempo «cocinándose»?
Es una idea que llevaba tiempo en mi cabeza, pero cuando llegó la pandemia, y con ella dejamos de tocar con el grupo Selvática, tuve más tiempo para dar renta suelta a todas mis fantasías musicales y artísticas, y cuando junté un número considerable de canciones, diseños, mixtapes, textos, etc., decidí crear una página donde poder mostrarlo todo.
Tanto las creaciones de Orphan Tracks como las de Violeta Ultra Multiverse están inspiradas en obras que, digamos, no existen. ¿Por qué abordarlas desde esta perspectiva... “ficticia”?
La tecnología con la que contamos hoy nos permite crear obras con apariencia técnica y estilística con obras existentes del pasado. La idea teórica detrás de Orphan Tracks o Violeta Ultra Multiverse es que podemos crear un universo paralelo donde hubiesen existido todas esas obras. Es como moldear la historia artística como si fuera plastilina.
Violeta Ultra Multiverse es para mí como una continuación de Orphan pero centrada en álbumes de bandas o artistas ficticios y también abriendo el espectro a otras formas artísticas como el diseño, las bandas sonoras de videojuegos, las portadas de libros, las obras de arte, etc.
En cierto modo funcionan como seudónimos, que me permiten expresar ideas y crear obras muy variadas, y eso siempre es muy estimulante. También es porque mi forma de trabajar es completamente ecléctica. Nunca hago lo mismo dos veces y con este tipo de proyectos se abren infinitas posibilidades.
Foto © Paula Vilas
Actualmente también compones para Digital Mother, dúo de electrónica experimental junto a Luis Boullosa. Después de estar sumergido en el rock, en el punk, en la psicodelia... ¿cómo fue la aproximación a este género?
Conocí a Luis cuando editamos el disco "Nazgul Says" de su proyecto Broke Lord en mi sello Orphan Records. Rápidamente vimos que teníamos muchas ideas parecidas y comenzamos a enviarnos archivos entre nosotros para trabajar en algunos bocetos. Poco a poco esto fue transmutado en un estilo que combina folk con el industrialismo y decidimos ponerle el nombre al proyecto de Digital Mother ya que tenía una entidad propia.
Luis se encarga de los bajos y voces y también es un gran letrista, y yo me encargo del resto de los instrumentos y de la producción.
En cuanto al estilo, para mí era algo que no había hecho antes y me encanta “tirarme a la piscina” para hacer cosas nuevas.
Hablando de géneros, ¿dónde caería la música de Manu G. Sanz en solitario? ¿Cómo la describirías?
Es un disco principalmente acústico en el que buscaba un sonido bastante natural y suave en el que destacara la melodía y las armonías vocales.
Para mí es como volver al tipo de canciones que hacía cuando era pequeño. Son esquemas de canciones populares, en formato pop y con arreglos que pueden recordar a los años 60 o 70, pero que tienen algún detalle electrónico como caja de ritmos o sintetizador.
En cuanto a las influencias, ¿quién dirías que tiene, o tuvo, especial impacto en tu forma de entender la música, tanto en general como en este proyecto en particular?
Como comenté, comencé con los Beatles y después mi curiosidad me llevó a descubrir la música de los 60, 70 y más allá.
Me gusta absolutamente todo, desde la música clásica hasta el techno más experimental.
Mi infancia fue en los años 80 por lo que también hay mucha influencia de productos de aquella época, incluyendo música nacional o extranjera.
Creo que lo que más me define es la curiosidad. Un deseo patológico de investigar y descubrir cosas nuevas. Pasé mis años de adolescencia y los días universitarios rastreando artefactos en tiendas de segunda mano, rastros y todo tipo de lugares. También en Glasgow o Río de Janeiro, donde descubrí cosas increíbles.
Todo esto me hizo tener una perspectiva historicista sobre la música, así como las paletas de sonidos empleadas en cada época y la tecnología empleada en cada momento.
Foto © María Vilas
A tu prolífica faceta de músico y artista hay que añadirle la de productor, produciendo tanto para ti como para grupos como Dois o Jay, por ejemplo. ¿Cómo es, y cómo se ve, el trabajo desde la otra orilla?
Siendo músico, entiendo los deseos y preocupaciones a la hora de grabar que pueden tener otros músicos.
Para mí lo importante es siempre el grupo, no mi visión de la producción. No intento imponer el mismo sonido en cada grabación e intento adaptarme a lo que cada grupo necesite. Muchas veces ya está todo bien trabajado por el grupo, por lo tanto, mi trabajo es hacer que todo fluya para llegar a un buen resultado, y otras veces puedo ayudarles con arreglos, estructuras, etc.
Me gusta ayudar a otros músicos y hablar con ellos para crear el sonido que quieren.
A finales de febrero publicabas Flores y diosas (Orphan Records, 2024), el primer álbum de este nuevo proyecto, un largo de «pop íntimo y preciosista» con canciones cargadas de emociones. ¿Hay alguna idea tras él? ¿De qué modo se fueron desarrollando la docena de canciones que componen el álbum? ¿Cómo fue el proceso de creación?
Quería hacer un disco como si estuviera murmurando a los oídos de los oyentes.
Grabé muchas maquetas con mi guitarra acústica y les di muchas vueltas, cambiando el tono o compás para encontrar el punto correcto que quería a la hora de interpretarlas. Son canciones que hablan de mis emociones y expresan lo que fue mi vida en los últimos años.
En total me llevó unos siete meses todo el proceso.
Musicalmente, el LP presenta un sonido bastante crudo, con guitarra y voz como protagonistas. Y aunque no faltan arreglos muy elaborados, ¿cómo fue «desnudar» las canciones, bajar las revoluciones de la instrumentación para dárselas, sobre todo a la guitarra acústica y a la voz?
La guitarra y la voz son el esqueleto del disco.
Me interesaba que las canciones pudieran funcionar esencialmente con guitarra y voz incluso sin la capa de sonidos de los arreglos. En cualquier caso, esos arreglos son una parte importante del disco ya que ambientan cada canción, pero la esencia está en los acordes de la guitarra acústica y en las melodías vocales.
Respecto a las letras, y en comparación con tus anteriores trabajos en los que eran más oscuras, las de este largo son más luminosas, tocando temas como el amor, la magia, la búsqueda de sensaciones... ¿Qué propició este giro en la temática?
Es cierto que las letras que escribí en mis proyectos anteriores eran más oscuras, en parte acordes con la imagen asociada a esos géneros como el punk, el garage, etc.
Un crítico mismo señaló que la mayoría de las canciones representaban una negativa o comenzaban directamente con "no".
Para este álbum opté por estar lejos de imágenes oscuras o rudas.
Hay un tiempo para todo y en el momento actual de mi vida no hay lugar para eso.
Al hilo, ¿en qué, o quién, están inspiradas?
Se inspiran en mis propias experiencias y en las de mis seres queridos, mi hija, mi chica, en interminables conversaciones sobre el racionalismo vs. magia, vida, muerte, enfermedad, amor y, en general, en una perspectiva humanista.
Tras la aparición del largo vinieron dos singles, una nueva versión de “La esperanza” y “La belleza de las cosas”. Ambos temas tienen mucho en común: instrumentales con ritmo ternario, e protagonismo en la melodía para algo que suena a... ¿es un salterio? ¿Por qué esos dos temas sueltos? ¿Podemos esperar algo más en esa línea?
Hice algunas piezas instrumentales durante el tiempo que estaba grabando el disco que al final no las incluí en este porque chocaban un poco con el resto. De hecho, la versión instrumental de “La esperanza" es anterior a la versión vocal.
Son canciones que decidí publicar por separado del disco, y que no indican realmente el sonido que quiero desarrollar en el futuro, son más bien dos piezas separadas independientes del disco que me parecían bonitas y por eso las publiqué en digital.
Además de encontrarse en las principales plataformas digitales, Flores y Diosas está disponible en formato físico en vinilo de 12” que, además, edita y distribuye tu propia discográfica, Orphan Records. En un momento en el que todo es digital, ¿por qué seguir apostando (también) por el formato físico?
Bien, es una locura en realidad, ya que es muy difícil vender formato físico, a no ser que tu sello tenga una buena infraestructura, que no es el caso.
En todo caso, sigue habiendo gente que compra en formato vinilo, y mientras las ventas sirvan para recuperar las inversiones, eso me mantiene en la línea de seguir editando en formato físico y no perder por completo la esperanza.
Así como antes preguntábamos por tu faceta como productor, hablemos ahora de tu labor detrás de una discográfica. ¿Por qué crear un nuevo sello?
Creé Orphan Records en 2016 para lanzar mis propios proyectos y también otros grupos que me parecían interesantes en la escena. Es una forma de mantener vivo el formato de vinilo o casete que siempre me gustó tanto a nivel estético como sonoro.
Actualmente las ediciones se reducen a pequeñas tiradas de proyectos personales o en los que estoy implicado.
¿Cómo definirías o describirías el catálogo de Orphan Records?
Es un catálogo bastante variado en el que se puede encontrar experimentalismo (March o Anti S), pop hipnagóxico (Dois), punk, garage y pop (Selvatica), folk industrial (Digital Mother) o discos más clásicos como mi último "Flores y diosas".
En general hay una apuesta por un sonido que se aleja del mainstream. Una apuesta por el formato rock, noise, experimental, gusto por lo retro, aunque en un futuro estoy abierto a editar lo que surja.
Foto © David Tombilla
¿Podremos disfrutar de Flores y diosas en vivo? De ser así, ¿cómo lo llevarás al directo? ¿Cómo sería un concierto de Manu G. Sanz?
El nivel de arreglos y la mezcla quirúrgicas que tiene el álbum requeriría mucho personal implicado, horas de ensayo y dedicación que no puedo permitirme en este momento. Es estrictamente un álbum de estudio.
Después de varias décadas de trayectoria musical... ¿qué esperas de las que todavía están por llegar?
Estoy seguro de que será algo diferente a lo que he hecho hasta ahora.
En estos momentos estoy finalizando el segundo disco de Digital Mother con Luis Boullosa y en breve comenzaré a esbozar mi próximo disco como Manu G. Sanz, que sin duda será diferente.
Es difícil saber qué pasará en las próximas décadas, pero espero seguir componiendo, produciendo grupos, creando páginas web en las que pueda seguir desarrollando la idea de universos artísticos ficticios, ahora con la tecnología que tenemos ahora (AI) abriendo un horizonte apasionante.
En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendarías? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?
Sería una buena idea seguir la pista del grupo Nutrias que está a punto de sacar su primer LP y hacen un Kiwi Pop con aroma de las Rías Baixas.
Si abriésemos tu cuenta personal de Spotify, ¿qué escucharíamos? 100% Sinceridad, 0% Vergüenza
Es una lista interminable que va desde cosas como Juan y Junior, Jeanette y artistas que grabaron composiciones de Manuel Alejandro hasta grupos o artistas más actuales como Chairlift, Caroline Polachek, Ariel Pink o Forest Swords pasando por Burial, Jenny Hval, Royal trux, Gun Club, Julee Cruise, Robyn Hitchcock, Lole y Manuel, Sébastien Tellier, ESG, Gazelle Twin…
También hay surf, jazz, ambient, tropicalia, dub y muchos clásicos: Dylan, Beach Boys, Velvet, Kinks, Fleetwood Mac, Doors, Love etc.