AUTO SACRAMENTAL: «EN ‘DIARIO DE LA PLAGA’ LA IDEA ES EXPLORAR EL IMPACTO EMOCIONAL Y PSICOLÓGICO QUE NOS INUNDA»

Hasta su prohibición a mediados del siglo XVIII, el auto sacramental —obra de teatro religiosa, concretamente un tipo de drama litúrgico— se representaba el día del Corpus. Tres siglos más tarde, Jorge Mills (voz, sintes, sampler), músico madrileño afincado en Santiago de Compostela, decide bautizar su proyecto de synth pop como el género dramático, abriendo el telón a un universo de synth punk y letras cargadas de ironía y sátira política. Tras haber publicado un EP y un largo que acapararon las exigentes escuchas de crítica y público, Auto Sacramental regresa con nueva formación, junto a Beta (bajo, coros) y Pedro Solla (guitarra), y un giro de sonido; cambian el synth pop irónico de su debut por un postpunk más afilado, envuelto en guitarras distorsionadas y fríos sintetizadores.
Su mezcla de synth pop catártico e desafiante y postpunk de corte experimental se magnifica en su última entrega, Diario de la plaga (Ferror Records, 2024); un largo, tan intenso como brillante, que radiografía el impacto emocional de un mundo cada vez más fracturado.
Artífice de Auto Sacramental, fundado en 2018, Jorge Mills (voz, sintes, sampler) militaba en otras bandas, como Rollercoaster Kills y Totale. ¿Cómo surge, pues, la oportunidad de crear un nuevo proyecto, luego en solitario?
Jorge Mills: «Siempre había tocado el bajo en bandas de punk como Rollercoaster Kills (donde también cantaba a veces) hasta Totale, un dúo de minimal wave analógico que monté con IGOR (ahora parte del sello Humo). Aprendí mucho sobre sintes con él, aunque yo hacía de vocalista; éramos una suerte de Alan Vega/Martin Rev, pero sin el toque electro-rockabilly sensual de Suicide. Más fríos y europeos, inspirados por Oppenheimer Analysis y Absolute Body Control.
Esta breve experiencia —solo editamos una casete y dimos un puñado de conciertos en Madrid— me llevó a montar mi proyecto en solitario de synth pop. Además, me apetecía cantar en castellano, ya que estaba acostumbrado a hacerlo en inglés».
El auto sacramental es un tipo de obra de teatro religiosa, concretamente un drama litúrgico, que se caracterizaba por sus representaciones bíblicas o conflictos de carácter moral. ¿Por qué escoger este género teatral como nombre de la banda?
Jorge: «Los autos sacramentales eran el mayor espectáculo del s. XVI y fueron prohibidos por la Inquisición durante un tiempo. El público se emocionaba demasiado, llegando a confundir realidad y ficción, lo sagrado con lo profano.
Me parece una gran metáfora de lo que debería ser un concierto: una experiencia casi mística, transcendente, pero que no deja de ser espectáculo. Es decir, “un momento de lo falso”, que diría Debord.
Además, es un nombre que refleja muy bien nuestra herencia religiosa, ahora prácticamente vaciada de significado en un mundo materialista».
Tras algunos cambios en el banquillo, el trío actual se completa con Beta (bajo, coros) y Pedro Solla (guitarra). ¿Por qué ellos dos? ¿Qué aportan a Auto Sacramental?
Jorge: «Conocí a Beta al mudarme a Santiago durante la pandemia. Era otra persona de Madrid en el exilio gallego. Aporta una base sólida en los directos para que Pedro y yo podamos ser más caóticos e intensos; lo que debe hacer todo buen bajista, vamos. También hace coros en casi todas las canciones. Le da una dimensión nueva tener ese contraste entre su voz y la mía, estilo Pixies o Sonic Youth, algo muy noventero que no se ve tanto hoy en día. De hecho, estamos trabajando en un par de canciones en las que Beta lleve la voz principal, lo que me liberará para tocar más cosas con el sinte en directo.
Por otro lado, Pedro y yo somos buenos amigos desde hace tiempo y nos gusta la misma música. Al mudarme a Santiago, es natural que acabase tocando en la banda. Como el peso de la melodía lo llevan el bajo y los sintes programados, Pedro puede ser creativo haciendo dibujos, acoples, texturas, y en general, pocos acordes. Estilo Joy Division o Echo & The Bunnymen. Es nuestra arma secreta, lo que hace que en directo sonemos a postpunk».
Del emo-punk de Rollercoaster al pop romántico hecho a base de sintes de Totale, ¿influyeron de algún modo estas experiencias en otras bandas a la hora de conformar, y definir el sonido, de Auto Sacramental?
Jorge: «Todo influye siempre, desde mi afición al heavy metal de preadolescente hasta diferentes obsesiones musicales que he tenido (Nick Cave, Brian Eno, Patti Smith, Aphex Twin...), pasando por grupos actuales como Somos La Herencia, VVV, Squid, Dry Cleaning...
Pero respondiendo a la pregunta, diría que el primer EP y el disco, Cuestión de fe, tienen más de Totale, con esos medios tiempos y bajos de sinte gordos y arpegiados un poco ítalo-disco, y las programaciones de ritmos más bailables. Mientras que este nuevo disco, Diario de la plaga, recupera esa energía emo-punk de RCK en un nuevo contexto de sintes, además de añadir otras influencias, como shoegaze, electrónica experimental o techno».
Continuando con el sonido, el vuestro cae dentro de la fusión de synth pop con el postpunk, incluso con gotas de gótico y alternativo. Pero, dejando géneros y etiquetas de lado, ¿cómo lo definiríais vosotros? ¿A qué suena Auto Sacramental?
Jorge: «Suena a mis obsesiones musicales —lo cual tiene sentido porque empezó como un proyecto personal— pero la idea es que cada cual aporte su creatividad, incluso más allá de lo musical. Es mi forma de funcionar a la hora de hacer vídeos, diseñar portadas, etc., que las cosas surjan de una manera orgánica sin preocuparse mucho de etiquetas, aplicando el postpunk como filosofía más que buscando emular un sonido concreto.
Cuando apareció el postpunk, a principios de los 80, parecía que buscaba una autenticidad artística, con grupos muy dispares unidos por esa idea de llevar el espíritu del punk más allá: desde la oscuridad no impostada de Joy Division al punk-funk de Gang of Four, las influencias free jazz de The Pop Group, o Devo y su actitud dadaísta. A mí siempre me ha seducido esa idea de libertad creativa casi total, y tampoco querría encasillarme en hacer música “gótica” per se».
Joy Division, The Cure, New Order o Depeche Mode son algunas bandas que se nos vienen a la cabeza al escucharos... ¿Estamos en el cierto? ¿A quién señalaríais como principales referentes?
Jorge: «Empecé a tocar el bajo por el Unknown Pleasures (1979) de Joy Division cuando era adolescente. Y luego los bajos de Kim Gordon en los Pixies, me flipa sobre todo la etapa Come on Pilgrim (1987)/Surfer Rosa (1988), muy recargada de imaginería católica y surrealismo. The Cure y New Order son dos grandes influencias también, al igual que Human League y OMD, pero nunca he sido devoto de Depeche. Sin negar que son una banda increíble, se acercan demasiado al arena rock para mí; son como los U2 del synth pop. De hecho, en el único y gafado Primavera Sound de Madrid hace dos veranos, abandonamos su concierto para ir a ver a Nation of Language, una de mis bandas favoritas del momento que sí tienen ese toque poético y luminoso de synth pop de culto estilo Talk Talk o The Blue Nile».
Cuestión de fe (2021) es el primer largo de la banda, un disco que se alejaba del punk de vuestro debut discográfico, un EP homónimo, para aproximarse a sonidos más propios de los ochenta. ¿Qué propició este cambio transitorio en vuestra música?
Jorge: «Veo Cuestión de fe como una prolongación de ese EP debut; ambos son una mezcla de synth pop británico (cantado en castellano) con indie pop actual y bailable.
Los compuse en Madrid y los grabé con Guille Mostaza, posiblemente el mejor productor de indie que tenemos ahora mismo. Guille y yo tenemos en común esos referentes ochenteros de synth pop y lo pasamos genial en su estudio, Alamo Shock, donde tiene una colección increíble de sintes analógicos con los que hace magia».
Con temas como “Vigilia”, “Salmo”, “Demonología” o “Covadonga”, el LP sumerge al oyente en un imaginario religioso en el que tiene la oportunidad de conocer el «lado oscuro del costumbrismo». Entre el nombre de la banda, el título del álbum (¡y los de las canciones!) notamos una cierta fijación por el religioso... ¿de dónde viene?
Jorge: «España es un país profundamente marcado por su herencia religiosa. Es algo que incluso hoy en día está muy presente, desde el discurso político a nuestra arquitectura, pasando por las costumbres sociales (acaban de terminar las vacaciones de Navidad y Reyes). La pregunta sería: ¿cómo no estar obsesionado por ello? De todas formas, en el disco empleo la imaginería religiosa como elemento estético para hablar de otras cosas e ironizar sobre la España rancia en general.
Quizá también tenga que ver que fui a un colegio de curas en Madrid, donde el mero hecho de llevar una camiseta de Iron Maiden o del Devil Came to Me (1997) de Dover te convertían en un rebelde sin remedio».
El disco fue grabado durante el verano de 2020 y, aunque ya va para cinco años, todos recordamos que pasó en 2020. ¿De qué manera afectó la pandemia, el confinamiento, al desarrollo de este trabajo? Es decir, ¿cambiaría algo de no «nacer en pandemia»?
Jorge: «Todas las letras estaban terminadas antes de entrar con a grabar con Guille salvo dos canciones, “Segunda Venida” y “Vigilia”, que claramente aluden a la pandemia; serían diferentes de no ser por el COVID.
El mayor cambio, sin embargo, fue la gira de presentación con el público sentado y con mascarillas en el 2021. Eso sí que fue distópico».
A mediados del octubre pasado publicabais Diario de la plaga (Ferror Records, 2024), vuestra nueva referencia discográfica; un largo de ocho cortes de synth pop catártico y desafiante. ¿Cómo fue el proceso creativo?
Jorge: «Fui grabando Diario de la plaga por partes en Metropol Studios (Madrid) entre 2022 y 2024. Aunque soy madrileño, ahora vivo en Santiago de Compostela, y fui aprovechando visitas a Madrid para grabar. Decidí hacerlo en Metropol porque, aparte de ser un estudio increíble, quería grabar con Adolfo Párraga y Fran Meneses. Somos colegas desde hace muchos años y me apetecía esa conexión a la hora de trabajar, y Fran es otro maestro de los sintes analógicos.
Todas las canciones están construidas sobre loops de electrónica experimental y techno que voy grabando y guardando. Sobre ellos van incorporándose los demás elementos: bajos con chorus, caja de ritmos, guitarras con delay, sintetizadores analógicos... La voz es lo último siempre».
El título hace referencia a La Peste (Albert Camus, 1947), una novela que donde la peste no es más con una metáfora sobre el odio y la desconfianza global durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué escoger, y referenciar, esta obra de Camus en el título del trabajo?
Jorge: «Diario de la plaga es una colección de canciones que radiografían el impacto emocional de un mundo cada vez más fracturado y enfermo sobre la psique individual.
Es inevitable trazar paralelismos entre los tiempos que corren con la novela de Camus, en la que la peste no es sino una metáfora sobre el odio y la desconfianza que devoraron el mundo durante la Segunda Guerra Mundial, época de auge del primer fascismo».
Lo primero que escuchábamos de este disco era “Nuevo Amanecer”, lanzado... ¡en 2022! ¿Fue esta pieza concebida para ser parte de un futuro proyecto o la publicasteis primero y luego decidisteis incluirla en el repertorio final? Porque, de aquella, no hablabais de un nuevo disco...
Jorge: «Fue un proceso creativo intermitente desde 2022 y las canciones fueron saliendo cuando estaban listas.
“Nuevo amanecer” fue realmente un experimento de buscar otro sonido distinto del conseguido con Guille Mostaza, incorporando guitarras por primera vez. Quería ver qué tal me sentía con el resultado antes de seguir grabando más canciones... Estas cosas es mejor no apresurarlas. No creo que la música (ni el arte en general) deba ser esclavo de calendarios y agendas...
Inicialmente, el disco iba a ser un EP y tenía que haber salido antes, pero luego —con el apoyo de Ferror Records— opté por ir lanzando temas como estrategia para mantener cierta presencia en redes (todos somos esclavos del algoritmo) mientras hacía un LP».
Sin embargo, “Estigma” fue el primer adelanto «oficial» del largo, un tema que ya anunciaba el que íbamos a encontrar en el álbum: una mezcla de postpunk, darkwave y guitarras shoegaze. Vaya, que volvéis a vuestros orígenes punk envueltos en un halo de oscuridad. ¿Cómo describiríais esta constante evolución en vuestro sonido? A día de hoy, ¿existe algún límite establecido en vuestra experimentación?
Jorge: «Al llevar el primer disco al directo me di cuenta de que me faltaba intensidad. Así que, para Diario de la Plaga, decidí recuperar esa energía del punk dentro del contexto de Auto Sacramental. De todas formas, no veo este disco como una ruptura con el anterior, simplemente es una evolución hacía algo ligeramente menos comercial, más intenso.
Creo que a la gente le choca porque es un recorrido que suele hacerse al revés, ¿no? Siempre fui muy fan de Talk Talk, que evolucionaron de estrellas incipientes del new romantic a una banda de postrock experimental con unos discos increíbles, pero sin estribillos coreables.
Diario de la plaga es oscuro porque habla de temas oscuros: un desencanto presente que nos duele a todxs. El siguiente disco podría perfectamente ser postpunk luminoso, estilo Echo & The Bunnymen o los Feelies, y celebrar la vida. No todo tiene porqué ser sombras y melancolía».
Esa atmósfera dark se traslada también a las letras que, sin dejar de lado a simbología religiosa y mística, hablan sobre violencia, ansiedad o incertidumbre, explorando el malestar contemporáneo que inunda a la sociedad actual. ¿Qué, o quién las inspiró?
Jorge: «El germen del disco surgió durante la pandemia, releyendo La peste de Camus y pensando en sus implicaciones filosóficas, como he comentado antes. Sin dejar de lado la simbología religiosa y mística de Cuestión de fe —que está presente en canciones como “Fuego y cuarzo” con Elba Souto— es verdad que hay unos cuantos temas que juegan con términos médicos o psicológicos: autopsia, disociación, estigma...
La idea es explorar, en primera persona, el impacto emocional y psicológico del malestar que nos inunda; esa plaga de odio y rencor».
Escuchamos dolor y angustia en esas letras de las que hablábamos, escritas desde una perspectiva irónica y de sátira incluso política. ¿Por qué componerlas desde esta perspectiva?
Jorge: «Diría más bien que en Cuestión de fe las letras son todo ironía (sobre la Virgen de Covadonga que tiene su propio canal de YouTube 24/7, la Segunda Venida de Cristo si sucediese hoy en día, etc.). Y en Diario de la plaga opté por hacer letras personales, sin esconderme tras la ironía, sobre sensaciones de dolor, pero también de esperanza.
Hay grupos de postpunk o darkwave que tratan temas oscuros con altas dosis de humor, casi como que inspirándose en el cine de serie B, vampiros, Halloween y demás, y otros que son más hedonistas: “la vida moderna es una mierda, droguémonos”. Ambos enfoques molan, pero no es nuestro caso. Lo nuestro es más Ian Curtis: “si vamos a hurgar en la herida, hagámoslo hasta que duela”».
El título del disco ya es bastante lúgubre por sí mismo, pero unido a las letras de las canciones, tan intensas en emociones como en oscuridad, magnifica una sensación de angustia existencial. ¿Diríais que es este el hilo conductor del álbum?
Jorge: «Absolutamente. El angst existencial detonado por la pandemia es el hilo conductor del disco... Camus ha sido siempre un referente del postpunk: desde la canción “Killing an Arab” de The Cure (inspirada en El Extranjero) hasta el hecho de que la banda The Fall se llamen así por la novela de La caída.
Sin embargo, tanto el título como el collage/diseño de Un Conjuro están inspirados en otro libro que leí durante la pandemia: Diario del año de la pestede Daniel Defoe. Es un recuento en primera persona que escribió Defoe (autor de Robinson Crusoe) en 1722 sobre cómo la peste negra asoló Londres».
Uno de los últimos adelantos del álbum era “Fuego y cuarzo”, tema para el cual contasteis con la voz de ELBA (Ivy Moon); el resultado es una fusión de dream pop con postpunk melancólico y neofolk pagano casi hipnótica, la verdad. ¿Cómo se forjó esta colaboración en particular? ¡Porque Jorge ya había trabajado con ella anteriormente!
Jorge: «ELBA ya protagonizó nuestro vídeo de “Segunda Venida” del disco anterior, rodado por Javi Camino aquí, en Compostela, durante la pandemia. En él, Elba hace de Jesucristo que ha venido en forma de mujer para anunciar el Apocalipsis. Después de ese rodaje nos hicimos todos colegas así que hacer una canción junto a Elba surgió de forma natural. A los dos nos flipan cosas como Kate Bush, Cocteau Twins, la fantasía oscura...
En cuanto a la canción, está construida sobre el arpegio de sinte que suena al principio y el canto lírico de Elba. Luego fuimos añadiendo lo demás con la idea de conseguir un ritmo repetitivo y machacón envuelto en belleza y melancolía, con una letra muy inspirada por la propia ciudad de Santiago de Compostela».
Además de ELBA, escuchamos también a Álvaro García (Biznaga), Ela Rea y (otra vez) Adrián Bremmer (Trippin’ You). ¿Por qué ellos? Además de su voz, ¿qué aportan a las canciones?
Jorge: «Siempre he pensado que la música se disfruta al máximo en comunidad, siendo parte activa de una escena. Vivimos en un mundo hiperindividualista y atomizado donde ya casi no hay escenas como las de antes, todo es permeable y efímero. Pero, al menos, es mucho más fácil que antes —con los medios que hay— hacer featurings, incluso a distancia. Es otra forma de compartir la música. Es emocionante compartir ideas y feedback y crear juntxs, aunque sea por e-mail, como en el caso de Ela Rea, que vive en Barcelona, y con la que hemos hecho una canción a distancia.
Rodearse de gente de la que puedas aprender siempre es enriquecedor. Además, le aporta mucho dinamismo al disco el hecho de que haya diferentes voces, cada una muy personal. Para cada canción con featuring, planteamos una estructura abierta y unas letras flexibles, para que el artista invitadx pueda aportar su creatividad. Ninguna de esas canciones hubiera sido exactamente igual de cantarla yo solo. Eso es muy bonito».
Los cuatro primeros cortes están producidos por Fran Meneses, mientras que de la producción de la pista 5 a la 8 se encargó Adolfo Párraga; sin embargo, escuchamos un álbum uniforme, sonoramente hablando. ¿Cómo conseguisteis esa homogeneidad?
Jorge: «A la hora de grabar, he sido yo solo en el estudio con Fran y Adolfo de productores. Soy una especie de hombre orquesta, así que fui grabando canción por canción, instrumento por instrumento (salvo “Réquiem” en la que Pedro grabó la guitarra, y “Diario” —la canción que da título al disco— en la que Fran grabó la guitarra). Fran, Adolfo y yo nos conocemos desde hace años y ambos trabajaban en Metropol. Fue algo natural ir grabando las canciones con el uno o el otro, según podíamos, usando el mismo equipo.
De todas formas, cada cual tiene su propio estilo —dentro de la unidad del disco— por eso las canciones de Fran van en una cara del vinilo y las de Adolfo en la otra».
Además de en las principales plataformas digitales, Diario de la plaga está también disponible en vinilo, envuelto en un artwork de Un Conjuro. Aunque el formato físico, sobre todo el vinilo, está «resurgiendo», somos conscientes de que actualmente el consumo de música es, mayormente, digital. ¿Por qué seguir apostando, pues, por el formato físico, y uno tan cuidado como el vuestro?
Jorge: «El vinilo es ahora un objeto de colección para fetichistas, por eso tiene un valor añadido hacer una edición limitada y muy cuidada, para aquellos que quieran pillarlo. En un mundo de falsas apariencias digitales, hay algo especial en un objeto físico como el vinilo. Por eso los malditos e-books no han acabado con los libros de verdad».
De su distribución se encarga Ferror Records, reconocida discográfica gallega que, en la actualidad, atesora más de una centena de referencias de gran variedad de grupos y artistas. ¿Cómo estáis viviendo la experiencia junto a ellos?
Jorge: «Muy bien, la verdad. Es genial tener el apoyo de Fernando y Sergio. Son unos tipos majísimos y se lo curran mogollón. Estamos realmente encantados. Tengo unas mil notas de audio de Fernando para preparar la fabricación y lanzamiento del vinilo... Mejor trato, imposible».
Lleváis desde octubre girando el disco, ¿cómo está siendo su acogida en directo?
Jorge: «De momento hemos ido a Madrid, Santander, Bilbao y Barcelona y la acogida ha sido muy buena. Nuestro directo es diferente del disco, como no podía ser de otra manera. Y a la gente parece gustarle que las canciones sean más intensas y caóticas en directo, les sorprende».
Este sábado 25 de enero presentáis el disco en Acéfala (A Coruña), primera fecha en Galicia. ¿Cómo trasladáis Diario de la plaga a los escenarios? ¿Qué puede esperar el público de un concierto de Auto Sacramental?
Jorge: «Tenemos muchas ganas de esta fecha porque, aunque Acéfala es un lugar pequeño, tiene mucha magia y somos amigos de las personas que lo llevan. Es fundamental que existan sitios así, oasis para la música en directo fuera de presiones comerciales. Y también tocamos con Ocre, otro amigo de la banda.
Va a ser la primera fecha del 2025 y eso también nos ilusiona. Queremos que la gente vea una versión evolucionada de Auto Sacramental en directo; aunque la esencia sigue ahí: un cruce entre synth pop luminoso y postpunk sombrío. Y, evidentemente, tocaremos canciones del primer disco y del EP debut».
En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendaríais? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?
Jorge: «Somos muy fans de Grande Amore, claro. ¿Pero quién no? También nos gustan Ataque Escampe, Malandrómeda, Copa Turbo, Legítimo Polvo, CRNDS, Ivankovà...».
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Jorge: «En la mía ahora mismo sale en este orden: Joven predicador de Somos La Herencia, mi disco nacional favorito de 2024; canciones infantiles y música para niños (es lo que tiene la paternidad); Imaginal Disk de Magdalena Bay, discazo del 2024; Romance de Fontaines DC ¿el mejor disco de indie rock del 2024?; Ride the Lightning de Metallica, sí, mi disco favorito de heavy; Space Museum de Solid Space, banda de culto minimal wave ochentera y el disco favorito de mi hijo, por algún motivo, le encanta; Space Museum de Solid Space, banda de culto de minimal wave 80s y el disco favorito de mi hijo. Por algún motivo, le encanta; “This Is It” de Simple Minds, qué grandes los de Glasgow; y Christmas Carols, villancicos en inglés porque soy medio inglés».